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 Cambio

De joven yo era un revolucionario y mi oración consistía en decir a Dios: “Señor, dame fuerzas para cambiar el mundo”. A medida que fui haciéndome adulto y caí en la cuenta de que me había pasado media vida sin haber logrado cambiar a una sola alma, transformé mi oración y comencé a decir: “Señor, dame la gracia de transformar a cuantos entran en contacto conmigo”.

Ahora, que soy mayor, he empezado a comprender lo equivocado que estaba. Mi única oración es: “Señor, dame la gracia de cambiarme a mí mismo”. Si yo hubiera orado de este modo desde el principio, no habría malgastado mi vida.

Todo el mundo piensa en cambiar a la Humanidad. Casi nadie piensa en cambiarse a sí mismo.

 

                       

                        Anthony de Mello

Antonella Orsini en El Colorado, Farellones

Fotografía: Denisse Tala

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