Autocuidado
Paulina Acevedo Farfán
Psicóloga, reikista, psicotarotista, instructora de yoga y aeroyoga
@spiralmelipilla
El logro del equilibrio natural de cada uno es el mejor resumen del autocuidado: el cuerpo y la mente disponen de fuerzas curativas naturales, que se ven obstaculizadas por la inconsciencia del día a día, por factores ambientales, sociales y diversos traumas, entre otros factores.
La salud mental a nivel mundial históricamente ha sido poco valorada. En Chile, sin ir más lejos, más del 20% de las personas ha sufrido algún trastorno mental a lo largo de su vida. La depresión y las enfermedades ansiosas (ataque de pánico, apetito ansioso, miedos, etc.), están entre las más comunes, tanto en hombres como en mujeres.
La desregulación emocional -quedarse pegado en rabias, peleas, sustos, penas, etc.- el estrés, la impulsividad, la incapacidad de resolver problemáticas, la desesperanza, la baja conciencia de sí mismo y la escasa búsqueda de ayuda profesional, generan hábitos cotidianos insanos, como dormir mal, dolores recurrentes, relaciones afectivas tormentosas, escasos momentos reflexivos, hábitos alimenticios pobres y nula auto observación corporal.
Ante lo anterior, surgen diversos caminos de tratamiento, con menor o mayor efectividad, que van desde medicamentos hasta psicoterapias de diversos estilos. Desde mi formación humanista (la Psicología Gestalt), el tratamiento psicológico se basa en el conocimiento y desarrollo corporal, con herramientas como el yoga, el aeroyoga®, técnicas de relajación, meditación y pranayamas (respiración), que se enmarcan dentro del camino del autocuidado y el desarrollo de hábitos de vida sanos (como se mencionan a continuación).
El logro del equilibrio natural de cada uno es el mejor resumen del autocuidado: el cuerpo y la mente disponen de fuerzas curativas naturales, que se ven obstaculizadas por la inconsciencia del día a día, por factores ambientales, sociales, traumas, etc.
Si queremos tener una vida adulta y un envejecimiento armónico, tanto con uno mismo como con el entorno, el autocuidado es el sendero; nadie nos cuidará más que nosotros mismos.
¿Cómo reactivar el autocuidado?
Toma conciencia de tu respiración por un par de minutos: observa cómo el aire entra frío y sale tibio por la nariz. Hazlo sobre todo si tienes un momento de rabia, angustia o ansiedad, ya que te ayudará a que la emoción se calme y puedas soltarla si no es importante o resolverla si lo es, sin afectar todo tu día o tu semana.
Come lento; mastica con calma cada alimento y deja el celular mientras lo haces. Sentirás sensación de saciedad prontamente y no comerás de más, a diferencia de cuando te alimentas en forma mecánica.
Comienza el día con un vaso de agua tibia, que te ayudará a regular tu digestión. Puedes adicionar ocasionalmente limón y una pizca de sal.
Siéntate cómodamente en algún momento del día en un lugar con poca distracción. Lleva la atención a la respiración durante quince minutos (comienza con cinco minutos y anda avanzando de a poco). Deja que tus pensamientos pasen por tu cabeza y se vayan como nubes en el cielo. Aunque no tengas experiencia en la meditación, detenerte le dará un respiro a tu cerebro.
Evita comidas procesadas y envasadas y privilegia verduras, frutas, brotes, granos integrales, avena, infusiones de hierbas y agua.
Al levantarte, estírate y bosteza ampliamente. Durante el día haz círculos con cada una de tus articulaciones: cabeza, hombros, codos, muñecas, cintura, rodillas y tobillos. Así aliviarás las tensiones y cuidarás tus huesos y músculos.
Cuando sientas alguna emoción que te inquieta (rabia, angustia, tristeza, ansiedad, miedo) desahógala escribiéndola. Así, posteriormente podrás conversarla de forma tranquila y resolverla.
Frente a un obstáculo, siempre resuelve o al menos busca el camino para hacerlo.
Si tienes alguna dolencia física recurrente en tu cuerpo (dolor de cabeza, estómago, inflamación del colón, etc.), distingue cuál es la dificultad que te lo provoca y observa qué te quiere expresar tu cuerpo: te alimentas mal, necesitas hacer ejercicio físico o tienes alguna emoción guardada.
Desarrolla relaciones amorosas y de amistad, independientes, tranquilas y que te hagan sentir satisfech@.
Busca relaciones afectivas que potencien un estado de armonía y felicidad.
Haz alguna práctica física de forma diaria: comienza por caminar o subir las escaleras, si te es difícil realizar otra práctica.