Safari por Tanzania:
¡Hakuna Matata! La tierra sin problemas
Por: Kahty de Las Nieves, instructora de yoga,
@senderosycumbres
En los increíbles parajes de Serengeti, en África Central, no solo encontramos la naturaleza más intensa, los animales más salvajes y las planicies más extensas, sino también el lugar perfecto para sintonizar con el mundo que nos rodea y el ciclo de la vida.
Hace unas semanas no imaginé que terminaría en un safari en África. Pero la vida a veces da vueltas inesperadas y te sorprende.
Tenía agendado guiar a un grupo al monte Kilimanjaro en Tanzania, cuando sufrí un esguince de tobillo en un sendero por Nepal. Nada terrible, si tienes un trabajo de oficina, pero una pesadilla cuando tu trabajo implica recorrer senderos y escalar montañas. Fue así que terminé en un safari privado, un sueño que albergué por muchos años.
Tanzania es un país en la costa este de África Central, famoso por tener la montaña más alta del continente -el Kilimanjaro-, la paradisíaca isla de Zanzíbar, los pastores nómades Maasai y los safaris en Serengeti.
Serengeti es el parque nacional más grande del país y el mayor santuario de animales salvajes del mundo. Es tan grande que se divide en tres regiones: cada una tiene una época en la que rebosa de actividad animal, pero, en general, todo el año es posible observar la vida salvaje en todo su esplendor.
Dos a tres días son suficientes para recorrer una buena extensión dentro de una de esas zonas, pero como yo tenía una semana, decidí explorar más de una. Comencé en el sur para subir a la zona central, a bordo de una camioneta Toyota Land Cruiser, especialmente diseñada, con ventanas grandes, piso plano y techo elevable, ideal para ver y fotografiar desde una mejor posición.
Mis días comenzaban al amanecer para aprovechar la luz y las horas más frescas, cuando los leones están más activos. Paraba al medio día para un picnic y volvía al hotel al final de la tarde, aprovechando así cada segundo.
De Disney a Serengeti
Junio resultó fantástico por la espectacular migración de millones de ñus, cebras y gacelas, con rumbo a tierras más húmedas al norte, un ecosistema perfecto que gira en torno a las lluvias estacionales.
Antes de llegar al parque ya estaba feliz al ver burros corriendo en las tierras Maasai. Luego me emocioné con los animales más sencillos del barrio, como cebras, ñus, jirafas, gacelas y jabalís. Las películas de Disney me hicieron amar a ciertos animales, dándoles características humanas e incluso determinando su género. Seguro ya pensaron que los leopardos, cebras y jirafas son hembras y los ñus, machos. Que los hipopótamos son chismosos y las hienas maliciosas. ¿No? Bueno, yo sí. Y es por culpa de Disney. Mi corazón realmente se aceleró cuando vi mi primer animal del grupo de los Big Five, como se denominan a los súper populares: leones, elefantes, búfalos, leopardos y rinocerontes. Tristemente, no vi ningún “rino”, ya que quedan pocos por la caza indiscriminada para obtener sus cuernos.
Nunca imaginé hacer un safari en África. Mucho menos cuánto me remecería internamente. La vida salvaje inundó mis sentidos, se coló por mis poros y me mostró el ciclo de la vida y la interdependencia de todos los seres vivos en nuestro ecosistema.
¡Hakuna Matata!
Temprano en la mañana practicaba yoga frente a maravillosos escenarios, experiencia que resultó muy inspiradora. Pasaba horas en silencio, observando a los animales y reflexionando en relación a la vida moderna. Hemos perdido la noción de que somos un animal más, parte de un ecosistema mayor. Somos dependientes de los mismos elementos que los otros animales: agua, aire, plantas, sol, etc., pero no sabemos sobrevivir como nuestros antepasados. Hoy nos cuesta dejar la ciudad, el supermercado, el transporte y nuestra casa. La vida moderna nos ha alejado de nuestra naturaleza y de nuestros instintos; vivir en un hogar 99.9% libre de gérmenes y bacterias, es nuestra aspiración. Nadie piensa que cada microorganismo y que cada insecto juega un papel importante; nos enfocamos en alcanzar la felicidad en una casa piloto, más que en mantenernos en sintonía con el mundo que nos rodea.
Los animales del Serengeti me enseñaron que la convivencia pacífica entre especies es posible y que reconocer las debilidades propias y las fortalezas del otro, son claves para esa convivencia y, más aún, para la supervivencia. Las jirafas son altas y pueden ver de lejos a los depredadores, las gacelas son ágiles y veloces, los ñus tienen un gran sentido del olfato, los elefantes tienen una increíble memoria y los pájaros se comen las garrapatas que asedian a los grandes. Entonces, ¿por qué los seres humanos no podemos vivir en armonía entre nosotros y con otras especies?
No tuve ninguna epifanía. Mientras exploraba esas tierras increíbles, simplemente me inspiré, me sinceré y me sentí más presente que nunca.
Les recomiendo un safari. Más aún si van con la idea de inspirarse, elegir hacer la diferencia a nuestro alrededor, ser más empáticos y vivir sanos y en armonía… Como dicen en Tanzania: ¡Hakuna Matata! No hay problema, en el idioma swahili, la lengua del este de África.
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La llegada es al aeropuerto internacional Kilimanjaro, Arusha, Tanzania.
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Les recomiendo contactar agencias serias, que cumplan con los estándares de calidad, alimentación y seguridad, y que paguen sueldos justos a sus trabajadores. Senderos y Cumbres es una buena opción.
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Es posible hacer el safari privado o sumarse a salidas en grupo que son más económicas.
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Escogí distintos hospedajes buscando diferentes experiencias: un hotel tipo resort, un lodge sencillo y rústico y un campamento de lujo, en una carpa boutique sin ventanas, ni rejas que me separaran de la naturaleza. ¡La experiencia más fascinante! Les recomiendo estos dos últimos: Ndutu Lodge y Nyumbani Collection.
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El sistema es todo incluido: una vez dentro del parque no hay ciudades cercanas, ni tiendas donde comprar.
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La ropa debe ser en tonos tierra -verde musgo, beige o gris- para pasar inadvertido -es un mito que los animales ven solo en blanco y negro- y para no atraer moscas y mosquitos.
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Telas ligeras son ideales para el calor del día, pero no olviden llevar ropa abrigada para la noche y la mañana.