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Prender y apagar los genes
La carga genética que traemos puede manifestarse o no de acuerdo con el estilo de vida que llevemos.
"Todo el proceso debe ser bajo supervisión de un especialista. No existen los alimentos ciento por ciento benignos que puedan ser consumidos ilimitadamente. Toda malnutrición genera cambios epigenéticos, ya sea por exceso o por desnutrición".
Tener antecedentes familiares de algunas enfermedades no es sinónimo de que se vaya a padecerlas también. La carga genética no es una sentencia, ya que es posible que estas enfermedades no se expresen, si se lleva estilo de vida saludable y se cuenta con la supervisión de un especialista.
La epigenética precisamente se preocupa de analizar cómo actúa el medioambiente en la expresión o la manifestación de las características genéticas, es decir del genotipo.
Cecilia Sepúlveda, directora nacional del Colegio de Nutricionistas de Chile, explica que hay factores ambientales como la contaminación, el estrés, la nutrición, el ejercicio y los hábitos, que afectan la expresión del genotipo. “La epigenética se estudia mucho porque se ha visto que determinados genes se prenden o apagan con ciertos estímulos, y que estos tienen que ver con el desarrollo de enfermedades crónicas como hipertensión, infarto y cáncer”, dice la especialista.
La nutrición ayuda a la epigenética por la actuación de ciertos nutrientes, aquellos llamados moduladores. Estos permiten que a nivel de la transcripción celular se vayan en un sentido o en otro: a lo bueno o a lo malo. “Por ejemplo, la grasa tiene ácidos grasos. Uno de ellos es el ácido araquidónico, que se va a la ruta inflamatoria, y lo puedo modular con el consumo de pescado. El DHA que contiene va a competir con el ácido araquidónico evitando prender los genes inflamatorios. Eso es lo que llamamos la modulación genética. “Los oxidantes, la vitamina C, A, E, polifenoles, que también son una protección celular, ayudan a que la célula esté modulada para funcionar correctamente y, así, cuando la célula se replique lo haga en su versión más saludable”.
Todo el proceso debe ser bajo supervisión de un especialista, ya que por ejemplo no existen los alimentos ciento por ciento benignos que puedan ser consumidos ilimitadamente. Toda malnutrición genera cambios epigenéticos, ya sea por exceso o por desnutrición.
El consumo en exceso de antioxidantes hace perder su capacidad de acción, convirtiéndolos en un pro-oxidante; es decir la destrucción celular será más rápida, haciendo más disfuncional los tejidos. Todo es un balance que se logra con el consumo prudente. “Comer pescado es bueno, pero al ser alto en proteínas, su consumo en exceso tampoco es recomendable”, señala la especialista. Hoy en día es común el uso de suplementos alimenticios, como la vitamina E que es un excelente antioxidante, pero cuando se toma en exceso, genera daño hepático: en ciertas dosis actúa como un hepatoprotector, pero sobre la dosis es un potenciador del cáncer”.
El ejercicio también es fundamental para la epigenética. Explica la nutricionista que los músculos de las personas sedentarias empiezan a ser disfuncionales, se infiltran de grasa y el tejido adiposo genera mayores patologías. Un tejido adiposo funcional no es malo, ya que actúa como termoprotector y se necesitan grasas para generar hormonas. Otra cosa es el tejido adiposo disfuncional.
Es importante tener claro que la manifestación de las enfermedades es multifactorial, por lo que no es suficiente una buena nutrición, sino que es necesario también cuidar otros factores, como los ambientales y el estrés.