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Jordi A. Jauset

El poder de la música

Fotografía: Joan Puig

La música no sólo nos conmueve y entretiene. Su impacto neurológico aporta bienestar físico, mental, emocional y espiritual, afirma  el psicobiólogo español, en entrevista con Yoga Style en su reciente paso por Chile.  

Suele oír los temas “Get back”, “Springsteen” y “All right now” antes de dar charlas o seminarios en distintos puntos del mundo. Su estructura musical y, en algunos casos, los recuerdos que evocan, estimulan la dopamina, neurotransmisor presente en diversas áreas del cerebro y que es especialmente importante para la función motora del organismo, traspasando la información de una neurona a la siguiente.

Jordi A. Jauset, máster en psicobiología y neurociencia cognitiva, doctor en comunicaciones e ingeniero en telecomunicaciones, ha dedicado años a estudiar y divulgar los beneficios de la música en la salud y la educación. Autor de “Sonido, música y espiritualidad” y “Terapia de sonido, ¿ciencia o dogma?”, entre otros libros sobre el tema, conversó con Yoga Style durante su reciente visita a Chile.

La música lo ha acompañado desde siempre. Antes de entrar a la universidad, ya había terminado la carrera de piano en el Conservatorio Profesional de Música de Zaragoza. También recibió importantes premios internacionales. Primero como solista y luego junto a la banda familiar “Los 6 hermanos Jauset”, impulsado por su abuelo y su papá, ambos músicos, a quienes agradece este legado que le dio una mayor riqueza personal y más recursos para desenvolverse en la vida. 

 ¿Cómo fomenta el bienestar la musicoterapia?

Al escuchar una canción que nos agrada y nos aporta momentos felices, la bioquímica cerebral es distinta a la que teníamos antes. Se conectan redes neuronales y modifican niveles de neurotransmisores, como la serotonina  (responsable de mantener en equilibrio nuestro estado de ánimo) y endorfinas  (que producen sensación placentera cuando realizamos algo conveniente para nuestro cuerpo). Esto nos hace sentir bien y disminuye la percepción de dolor. Si además efectuamos ejercicios grupales con canciones y obras musicales, sumamos el efecto de trabajo en grupo, lo que aumenta la oxitocina, hormona que ayuda a generar lazos personales, estimulando la sensación de altruismo, compañerismo y generosidad. ¡Y eso nos hace sentir bien!

¿De qué manera impacta la musicoterapia al cerebro?

Nuestro cerebro reacciona a los estímulos auditivos (palabras, sonidos, música) y se producen cambios bioquímicos que afectan los niveles de neurotransmisores, las conexiones sinápticas, la activación de determinadas glándulas (amígdala e hipófisis, entre otras), originándose una cadena de efectos: cambio de ritmos fisiológicos y también conductuales. Analizando en detalle cómo se percibe una información sonora, teniendo en cuenta sus parámetros físicos, es más fácil comprender hasta qué punto puede afectarnos. En función de nuestros recuerdos, experiencias y vivencias, así como de los parámetros físicos de la información acústica, nuestro cerebro ofrecerá una u otra respuesta.

¿Produce efectos similares a los fármacos?

Un fármaco es un producto químico que interactúa con nuestra “química cerebral”, ocasionando cambios. Los estímulos musicales también producen una respuesta bioquímica y ocasionan cambios. Posiblemente, no tan precisos y de duración más limitada. No olvidemos que nuestras acciones, hábitos y comportamiento pueden modificar tanto estructural como funcionalmente nuestro cerebro.

¿También ayuda a discapacitados auditivos?

Pueden beneficiarse de la musicoterapia por el componente físico del sonido: la vibración, a través de la piel y el sentido del tacto. Por ello, personas sordas pueden bailar percibiendo el sonido mediante globos en sus manos y/o en habitaciones con suelos y paredes de madera.

¿A todos nos sirve la musicoterapia?

La música (o el sonido) como instrumentos terapéuticos no son mágicos ni tampoco la panacea universal. Tienen sus ventajas y sus inconvenientes como cualquier otra terapia y, por tanto, sus limitaciones. En algunos casos ofrecerán ventajas y en otros serán inútiles.

¿Cuándo comenzamos a registrar y a borrar nuestra banda sonora?  

El sistema auditivo es de los primeros en formarse en el feto y el último en dejar de funcionar cuando fallecemos. Está activo 24 horas, los 365 días del año. Incluso bajo anestesia se detectan señales eléctricas cerebrales que así lo sugieren. Algunos estudios sostienen que somos receptores de información sonora a partir de la semana 16 de gestación. Otro tema es que una gran parte de la información que perciben nuestros sentidos no siempre es consciente y, por ello, no sabemos exactamente qué ocurre con la información que almacena y procesa nuestro subconsciente.

¿Cuál es el efecto de oír el nombre propio?

Desde que nacemos se nos habitúa a identificarnos con un sonido (nombre). Suele decirse que es el mantra más poderoso que existe. Quizás por ello han existido casos de personas que en estado de coma han reaccionado y regresado a un estado normal mientras se les estimulaba repitiendo su nombre. No puede decirse que siempre se obtendrá el mismo resultado, pero es aceptado como un potente estímulo.

Usted afirma que la música ayuda a entender el camino de nuestra evolución personal y espiritual.  ¿De qué manera?

La música es un instrumento muy personalizado e individual. Cada uno sabe, por experiencia, qué sonido, canción u obra musical es el más adecuado según su estado emocional, mental y físico en un momento determinado. No siempre es el mismo, ya que nuestro cerebro tampoco lo es; cambia segundo a segundo. Quienes hemos investigado el tema y amamos la música, sostenemos que puede ser una gran compañera y un instrumento adecuado para el crecimiento personal. Nos ayuda a llegar a determinados niveles de consciencia para contactarnos con nuestra parte más íntima y personal.

Más información en www.jordijauset.es y  https://es-la.facebook.com/jordijauset/

De mantras y cuencos

"Uno de los efectos de la terapia de sonidos es conseguir un estado de tranquilidad, relajación y desbloqueo de emociones", señala al abordar distintas  y reveladoras aristas de este tema.  

Acción de los mantras en el cerebro: “Podríamos pensar que sus efectos radican en la vibración que produce su pronunciación y/o su significado. Algunas teorías consideran que la vibración del sonido del mantra afecta a la hipófisis, a través del paladar y de la conducción por los nadis (canales del cuerpo sutil a través de los que fluye la energía) y, por tanto, a la regulación de determinadas constantes fisiológicas. Otras teorías aluden al significado semántico del mantra”.

Utilidad de los mantras: “Un mantra será útil mientras tú creas en él. No hace falta buscar a un gurú para que te proporcione uno. Tú puedes elegir el que consideres más idóneo y convencerte del poder que le otorgas, actuando a modo de efecto placebo. Es una opinión totalmente personal. Es posible que determinados mantras en su lengua original (sánscrito) posean una combinación de consonantes y vocales con características muy específicas, que aporten una determinada vibración sonora que pueda llegar a producir cierta estimulación en la hipófisis”.

Cuencos de cuarzo, tibetanos y paz interior: “Uno de los efectos de la terapia de sonidos es conseguir un estado de tranquilidad, de relajación y desbloqueo de emociones. Puede utilizarse la voz, los cuencos de cristal de cuarzo o tibetanos, el gong, etcétera. Por mi experiencia personal, la mejor combinación es la voz junto con los cuencos tibetanos y el monocordio. Pero, como siempre, depende de las experiencias individuales. Con los cuencos, por ejemplo, pueden realizarse masajes en contacto directo o a poca distancia del cuerpo, percibiéndose así una información táctil y otra auditiva".

Música, yoga y meditación: “En algunos casos puede ser imprescindible y en otros innecesaria. Algunos meditan en silencio, otros observando un mandala o la luz de una vela. Y hay quienes requieren de sonidos o música. Como vehículo, puede ayudar a alcanzar determinados estados de consciencia y a partir de allí efectuar un trabajo con técnicas específicas de meditación. Los sonidos o la música pueden ayudar a concentrarnos y a hacer más motivadora y agradable una sesión de yoga, logrando mayor efectividad”.

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