Orientando tu experiencia meditativa:
¿Quién respira dentro de ti?
Por: Dev Kaur, instructora de Kundalini Yoga.
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Estamos vivos porque respiramos y sabemos que sin respiración no existimos, pero pocas veces somos conscientes de esta verdad. La respiración pasa a ser una acción mecánica y dejamos de estar alerta, nos desconectamos del presente y perdemos la oportunidad de conocer la verdad eterna que existe dentro de cada ser humano.
Nació como una búsqueda solitaria y silenciosa detrás de la imagen de Buda, una inquietud que me llevó hasta los orígenes de la meditación en la India intentando descubrir para qué o por qué, desde hace miles de años, algunas personas pasan horas sentadas en el suelo, quietas, en silencio y sin movimiento. Esto que parece una pérdida de tiempo improductiva puede transformarse en una herramienta de conocimiento interior capaz de transformar el exterior de una persona, sus relaciones y hábitos, en pro del bienestar y la felicidad.
Comencé a entender esta realidad después de años de práctica, cuando la disciplina diaria de ir construyendo una relación con el alma, a través de la meditación, me permitió darme cuenta que detrás de ese aparente estado de quietud del Buda, lo que realmente estaba ocurriendo era una profunda observación de sí mismo: el cuerpo físico y la mente interactuando con el corazón. Es en esa relación íntima donde aparecen ciertos patrones, penas, deseos, miedos y un sin fin de experiencias que conviven dentro de cada ser humano y condicionan sus acciones en el presente.
El yoga es una disciplina, así lo dijo el sabio Patanjali cuando escribió “Ahora la disciplina del yoga”, del sánscrito “Atha yoganusasanam”, el primero de los 196 sutras o aforismos con que va revelando los pasos del yoga, un trabajo que se hace a través del cuerpo físico y la mente en pro de alcanzar la unión con uno mismo y expandir esa unión hacia el universo; de ahí que la palabra yoga significa unión. Sólo la práctica regular, comprometida y disciplinada permite fortalecer, alinear y ajustar el cuerpo para meditar, porque cuando las asanas (posturas de yoga) se construyen en estado de alerta, la energía se mueve y renueva, liberando tensiones y bloqueos para generar una condición física meditativa.
Así es como existen diferentes vertientes del yoga y cada una de ellas genera una relación distinta con el cuerpo. El fin es el mismo, pero la manera de interactuar con el alma y la mente varía, aportando distintas miradas de este viaje interior. Por ejemplo, armar asanas con apoyos permite alinear, abrir y estirar músculos cuidando los límites del cuerpo para lograr habitar una postura de manera correcta y cómoda; entrega un sentido de lo físico bastante concreto, algo que kundalini yoga trasciende al poner el foco en la energía. Así como el maestro B.K.S. Iyengar se apoya en el uso de implementos para conectar con el alma, Yogui Bhajan lo hace a través de pranayamas (ejercicios de respiración), asanas y el canto de mantras para entregar experiencias de lo intangible y permitir la liberación de emociones. Entonces, al combinar estas dos técnicas, en prácticas separadas y en distintos momentos, un ser humano puede a través de la conciencia de la materia (el cuerpo físico) tener la experiencia del infinito (la energía). Y todos pueden iniciar este viaje interior a través de la respiración, primera herramienta que el ser humano recibe junto con la vida para mantener la unión con el todo, porque cuando se dirige la atención hacia la respiración aparece un ritmo, que siempre está presente, pero pocas veces se hace consciente: “el ritmo de tu verdad eterna”. Y es que así como existe el tiempo que se mide con relojes, también existe un tiempo interior marcado por el latido del corazón, un pulso que invoca el primer vínculo con la vida en el vientre de la madre, para recordarnos que esa primera unión se sigue expresando, durante toda la vida, a través del latido del universo.
