Rodolfo Neira: "Una alimentación inadecuada es la base del estrés"
Las principales causas de enfermedades crónicas -como cáncer, enfermedades autoinmunes y cardiovasculares- radican en nuestro sistema de alimentación. ¿Qué pasaría si cambiáramos la forma de nutrir nuestro organismo? Es la pregunta que se hizo el doctor Rodolfo Neira y que lo motivó a cambiar no solo su alimentación, sino también su forma de vida.
Por: Macarena Maldonado
La dieta alimenticia basada en vegetales -plantas, hortalizas, frutas, algas, leguminosas, verduras, granos, cereales, etc.- es un verdadero paquete de nutrición que hoy en día la ciencia avala como ideal para la salud del ser humano. Un claro exponente de esta tendencia que cada día cobra más adeptos, es el médico de la Universidad de Chile, con especialidad en medicina intensiva, Rodolfo Neira, quien hace unos seis años dio “una vuelta de tuerca” a su profesión para dedicarse también al tema de la nutrición consciente.
Hoy, a los 40, es uno de los principales referentes en alimentación saludable en nuestro país y socio del restaurante vegetariano “Al Grano”. @rodofeliz arrasa en redes sociales y medios de comunicación, promoviendo un estilo de vida saludable y consciente, que incluso va más allá de la alimentación.
“Me di cuenta que sabía más de enfermedades que de salud y mi insatisfacción fue aún mayor cuando entendí que el sistema sanitario del mundo está gobernado por la industria farmacéutica, incluido lo que se enseña en las aulas”, afirma.
Así comenzó su búsqueda e hizo un nexo entre la ciencia y el sentido común para desarrollar su propuesta de medicina consciente, que busca mejorar no solo nuestro cuerpo, sino también nuestra alma y nuestra mente.
"El cansancio y la falta de vitalidad radican básicamente en una dieta alta el procesados, en desmedro de vegetales".
“Existen dos síntomas característicos de la época actual y que la gente considera como parte de la vida: el cansancio y la falta de vitalidad”, afirma Neira. Sin embargo, sostiene, ambos radican básicamente en una alimentación alta en procesados, en desmedro de vegetales. “Hemos asumido el estrés como consecuencia del estilo de vida actual, en circunstancias de que radica principalmente en una alimentación inadecuada. Cambiando la alimentación aparece una vitalidad insospechada”.
Todo comenzó…
Según teorías científicas, la vida del ser humano se originó en el trópico, en donde la alimentación era exclusivamente a base de plantas, frutas y verduras crudas, que reciben directamente el prana o la energía solar, la que llega a nuestro organismo gracias al proceso fotosintético de las plantas. “Cuando el hombre empezó a ser nómade y se trasladó a regiones más australes, la disponibilidad de plantas empezó a mermar, lo que lo obligó a sacar recursos energéticos inicialmente de restos de animales que otros animales cazaban, es decir, carroña. Luego, con el descubrimiento del fuego y la invención de herramientas de caza, empezamos a cazar”, señala el doctor.
A juicio del especialista, este escenario avala la idea de que el ser humano no requiere de consumo animal para su fisiología, sino que la dieta carnívora sería el resultado de un proceso evolutivo dada la falta de disponibilidad de plantas. De esta forma, durante los últimos 2,5 millones de años hemos sido cazadores, aunque esa no es nuestra esencia. “No tenemos instinto, ni manos, ni mandíbula, ni dientes, ni intestino carnívoros”, comenta Neira, agregando que esta tendencia que nos parece tan normal, es fomentada por la industria del rubro animal y de productos lácteos, que hoy en día rigen nuestra conducta.
Desde hace unos cien años, sin embargo, comenzaron a desarrollarse investigaciones que sostienen que este hábito adquirido culturalmente genera un negativo impacto en nuestra salud, ya que el consumo animal está estrechamente vinculado a patologías autoinmunes, cardiovasculares, cancerígenas y a enfermedades de inflamación intestinal, como colitis ulcerosa y mal de Crohn, entre otras.
“La nutrición es la llave maestra para la salud humana”, como asegura el doctor Colin Campbell, director del Center for Nutrition Studies de Nueva York, destaca Neira. Esta nueva información -agrega- ha llevado al surgimiento de nuevas formas de alimentación, como la basada en plantas y granos y otras más conocidas como el vegetarianismo o veganismo (ver recuadro).
Mitos y realidades
Rodolfo Neira comenta algunos de los cuestionamientos más comunes a la hora de elegir una alimentación basada en vegetales.
1. Si no comes carne no consumes las proteínas necesarias.
En primer lugar, no existe ningún paciente hospitalizado por falta de proteínas. Por otro lado, mientras más proteínas de origen animal consume una persona, disminuye su longevidad y tiene mayores probabilidades de padecer enfermedades crónicas, como cáncer, falla renal y patologías cardiovasculares. Toda proteína de buena calidad proviene de los vegetales, como también todos los aminoácidos esenciales están contenidos en la proteína vegetal.
2. Hay que combinar ciertas proteínas vegetales para suplir una proteína completa.
Puedes comer lentejas con nueces o zanahorias. Una alimentación variada y equilibrada te permitirá contar con todo el requerimiento de aminoácidos esenciales, fibra, carbohidratos y lípidos; una excelente combinación nutricional. La proteína animal, en cambio, no aporta suficiente fibra.
3. El cuerpo necesita calcio y, por ende, productos lácteos.
El calcio no es exclusivamente de origen animal; los vegetales también lo contienen. El consumo de lácteos no garantiza menos fracturas de huesos, aparecen más alteraciones autoinmunes y alérgicas e incluso aumenta la mortalidad, ya que la lactosa está directamente relacionada con el envejecimiento. Un estudio de la Asociación Médica de Estados Unidos en los Archives of Pediatrics and Adolescent Medicine, 2012, mostró que niños que consumían mayor cantidad de leche experimentaron más fracturas óseas que aquellos que consumían menos. Otros estudios señalan que el consumo de leche no mejora la salud ósea, ni reduce el riesgo de osteoporosis.
4. El fierro solo está en la carne.
El fierro es una molécula oxidativa. El fierro de la carne se absorbe 100%, es decir, es una molécula no inteligente, por lo que cuando se sobrepasa la cantidad requerida, se oxida. Es lo que se conoce como Ferroptosis Neural. En cambio, el fierro de las plantas se absorbe en la cantidad que el cuerpo requiere y lo que sobra se elimina, por lo que decimos que es un fierro inteligente.
Nutrición consciente
“La alimentación vegetal es saludable, nutricionalmente adecuada y puede aportar beneficios en la prevención y el tratamiento de ciertas enfermedades”, afirma Neira, citando la edición número 11 de Journal of the American Dietetic Association. Este informe aconseja este tipo de alimentación para cualquier etapa de la vida: embarazo, lactancia, primera infancia, niñez, juventud, adultez y adultez mayor, como también para deportistas. “Los vegetales contienen macro moléculas -lípidos, carbohidratos y proteínas-, micro nutrientes de alta calidad -minerales y vitaminas- y una gran cantidad de fibra”, afirma el especialista.
Para avalar esta teoría, menciona las blue zone o zonas azules del mundo, lugares donde las personas son más longevas, entre los que se encuentran Cerdeña en Italia, Okinawa en Japón, Loma Linda en California, Península de Nicoya en Costa Rica y la isla Icaria en Grecia. “Cuando indagamos por qué estas personas tienen una alta expectativa de vida, son alegres y presentan menos
enfermedades crónicas, confirmamos que tienen una alimentación basada en vegetales, además de una rica vida en contacto con la naturaleza, con desarrollo espiritual y familiar, privilegiando momentos de pausa y disfrute del sol”.
Este tipo de dieta trae consigo también valores de responsabilidad ambiental y ética animal, con un impacto positivo y profundo en todos los aspectos de la existencia. “Si lo que busco es cuidar mi salud y la del planeta y un mundo más justo, en donde respetemos el reino animal, elijo el cambio y para ello lo mejor es hacerlo en forma progresiva y tranquila: si te caes y tropiezas, te levantas y continúas”. Lo importante, dice, es hacer de este tipo de alimentación un estilo de vida. “Si quieres curarte de algo o bajar de peso, esta no es la forma; hay dietas para ello. La idea es que el cambio esencial prime y se mantenga y para eso lo fundamental es que la decisión sea por una motivación interna, la que exige un cambio de conciencia: una nutrición consciente”, finaliza.
Principales estilos alimentarios
Vegano
Más que un tipo de alimentación, es una filosofía de vida, ya que rechaza el uso y consumo de cualquier producto y servicio de origen animal y sus derivados. Además de la comida -carne, huevos, lácteos, miel de abeja, etc.- se extiende a la ropa, accesorios y cosmética. Más allá de la nutrición, la decisión se basa en el respeto animal.
Vegetariano
Régimen alimentario que tiene como principio dejar de consumir cualquier tipo de carne, sus derivados y pescado, además de lácteos y huevos. Sin embargo, sí acepta el consumo de alimentos procesados.
Ovolactovegetariano
Es un tipo de vegetarianismo, ya que si bien no consumen carnes, sí aceptan lácteos y huevos.
Basado en plantas y granos enteros
El foco está en la nutrición, por lo que solo acepta el consumo de plantas en todas sus formas, crudas o cocinadas, y granos enteros, es decir integrales, rechazando alimentos de origen animal.