Tendencias
Probióticos y
fermentados
Hay quienes dicen que somos lo que comemos, pero yo creo que más bien somos lo que nuestro intestino nos permite absorber... Estamos habitados por muchos microorganismos (alrededor de 100 billones de bacterias deambulan por nuestro sistema digestivo) y muchos de ellos son los responsables de la digestión y de que la absorción de todos los nutrientes de los alimentos sea eficiente.
Si carecemos de aquellas bacterias y microorganismos que nos facilitan esta tarea, las paredes de nuestro intestino no permitirán que el torrente sanguíneo tome lo mejor de los alimentos, sino que por el contrario recibiremos más toxinas de las que podemos eliminar.
Uno de los microorganismos más importantes son los probióticos, los que actúan como un ejército que puebla nuestro sistema digestivo, ayudándonos a digerir mejor los alimentos y a sacarles hasta el último nutriente.
Nos permiten, también, defendernos de las bacterias dañinas; disminuyen la respuesta inflamatoria del cuerpo; ayudan al sistema inmunológico; mejoran la membrana mucosa y la función del intestino, y permiten que recuperemos la flora intestinal cuando ha sido alterada por antibióticos o mala alimentación.
Por Augusta Alemparte
Chef de Alimentación Consciente
Coach de Hábitos Alimenticios
Los probióticos tienen, por lo tanto, el importante papel de colaborar en que nuestros alimentos se conviertan en lo que somos.
Los probióticos se pueden consumir en tabletas u otras alternativas que ofrece el mercado, pero los más potentes y naturales son los que se obtienen principalmente de los fermentados. Algunos de ellos son el chucrut (no el que se vende habitualmente, porque está pasteurizado); el kimchi (verduras fermentadas típicas de Corea); el agua enzimática (que sale del remojo de los brotes de semillas y legumbres); el kefir (se obtiene de los nódulos de kefir, también conocidos como hongos tibetanos) y el vinagre de manzana, entre otros.
Por la importancia que tienen para nuestra salud, deberíamos consumirlos habitualmente para proteger nuestro sistema digestivo. Es por ello que para comenzar, les dejo una simple receta de chucrut, que pueden agregar a sus ensaladas, como aperitivo o como acompañamiento de cualquier comida. Con una cucharada diaria van a estar repoblando su flora bacteriana con diversas cepas de probióticos.
Nota: para una información más detallada, recomiendo el libro “El milagro probiótico”, de la Dra. Michelle Schoffro, y “La digestión es la cuestión”, de Giulia Enders.
Receta del chucrut
Ingredientes: un repollo morado o verde y sal de mar (una cucharada por cada kilo de repollo).
Procedimiento: sacar las hojas exteriores del repollo y reservar. Luego cortar muy fino y masajear con la sal. Continuar con este proceso hasta que suelte el agua (5 a 10 minutos).
Luego, guardar en un frasco de boca ancha e ir apretando con el puño para que no queden espacios de aire. Finalmente, poner las hojas grandes reservadas previamente para tapar el chucrut.
La idea es que todo quede cubierto de agua. Si esto no sucede, se le puede agregar un poco de agua filtrada. Poner encima una piedra o un recipiente pesado; tapar con un paño y guardar en un lugar oscuro por al menos diez días.
Transcurrido ese tiempo, eliminar la capa de hongos que se forma en la superficie y guardar en un frasco de vidrio en el refrigerador, donde se puede mantener durante meses… ¡Ojalá no dure tanto!